La poda de formación de pistacho, como en la mayoría de frutales, debe realizarse en invierno, cuando las yemas del árbol están dormidas y por tanto el árbol acepta mejor los trabajos de poda. Dicho esto, en la poda del árbol del pistacho hay una cuestión fundamental que marcará el tipo de poda que realizaremos a nuestro pistachero: la edad de la planta. En los primeros años debe realizarse una poda de formación, en la que definiremos el “cuerpo” que queremos para nuestro árbol. La forma que finalmente tenga el árbol influirá decisivamente en las labores agrícolas, la cantidad de producción, la calidad del fruto, etc.
En los años sucesivos, sin embargo, la poda perseguirá otros objetivos, como veremos más abajo.
Árbol pistacho y la poda de formación: consideraciones previas
Se trata, como hemos comentado, de las podas más importantes, pues definirán la forma final del árbol de pistacho, lo que influirá decisivamente en la producción de toda la vida del árbol. La poda del árbol de pistacho de formación abarca los primeros cuatro años de vida, y debe realizarse siguiendo cada año unas pautas concretas. Si no realizamos la poda correctamente, las ramas del árbol crecerán de forma desordenada, entrecruzándose, lo que significará en el futuro menor entrada de luz, mayor probabilidad de contraer enfermedades y una disminución progresiva de la producción a largo plazo. Un apunte necesario es que los árboles macho no deben podarse del mismo modo, pues se pretende lograr en ellos una mayor altura que la de los ejemplares hembra, ya que de esta manera facilitamos la polinización. Las pautas dadas a continuación, por tanto, solo hacen referencia a nuestras plantas hembra.
Cómo hacer la poda de formación de pistacho
El árbol pistacho, cuando todavía es una planta y la planta cumple su primer año de vida realizaremos la poda del pistachero dejando solo tres ramas primarias, con una separación entre ellas de 120º. Estas deben cortarse a unos 20 o 30 cm desde su base, cortando el resto de ramas a ras, para evitar su crecimiento. Además de estas ramas, lógicamente, dejaremos el tallo central, que será el futuro tronco del árbol de pistacho.
El segundo año nos fijamos en las ramificaciones de nuestras tres ramas primarias del primer año, e inspeccionamos las bifurcaciones surgidas de cada una de ellas. Después de esta poda debemos quedarnos con 6 ramas secundarias, por lo que seleccionamos dos ramificaciones por cada una de nuestras ramas primarias. El criterio de selección de las ramas es siempre la distribución de las mismas, de modo que el crecimiento del pistachero vaya ocupando todo el espacio alrededor: el árbol debe ir creciendo en todas las direcciones desde el centro hacia el exterior, evitando que nos quede alguna dirección “sin ocupar”.
El tercer año, de nuevo, seleccionamos para cada ramificación del año anterior sus dos mejores brotes en función del criterio de “ocupación de todo el espacio” alrededor del tronco. Nos quedarán, por tanto, 12 ramas terciarias.
El último año en que se realiza la poda llamada de formación es el cuarto, dejando finalmente 24 ramas que nos ofrecerán una distribución del espacio regular, abarcando todas las direcciones de forma circular. Es la conocida como formación en vaso: si viéramos una imagen de nuestro árbol desde arriba, deberíamos tener una proporción similar de ramas en todas las direcciones espaciales.
En el quinto año, puesto que el árbol ya empieza a dar producción, cambiaremos el modo de poda, pasando a la llamada poda de producción.
Árbol pistacho y la poda de producción del pistachero
Comparada con la poda de formación, podríamos decir que la poda de producción del árbol del pistacho es una poda más “estándar”, ya que es muy similar a la del resto de frutales y árboles en general. Se trata de podar anualmente con el objetivo de realizar una limpieza en nuestros árboles, de manera equilibrada y suave. Uno de los principales propósitos es mantener el árbol dentro de su espacio. Un crecimiento excesivo o desordenado nos afectará en la producción y, sobre todo, en la recolección, ya que podrá entorpecer el acceso de la maquinaria de recolección u otra maquinaria agrícola.
Muy importante también es la búsqueda de la salud de la planta: la poda de producción del árbol del pistacho le ayuda a mantener las condiciones sanitarias adecuadas, entre otras cosas porque la producción de madera nueva estimula la renovación y circulación de la savia. Al cortar ramas y yemas sobrantes, además, se facilita la aireación de la planta y se facilita la absorción del sol, fundamental para lograr la fortaleza del árbol. Todos estos trabajos redundarán, lógicamente, en una producción de fruto equilibrada y de calidad durante toda la vida del pistachero.
Importancia de la poda del árbol de pistacho
Por supuesto, todas estas labores de poda van orientadas a maximizar la rentabilidad de nuestra plantación. Una poda incorrecta disminuirá la cantidad y la calidad del fruto, impedirá el acceso de la maquinaria para realizar todos los trabajos necesarios o sencillamente afectará a la salud de la planta. De ahí la importancia de realizar la poda de manera eficiente, y siempre por supuesto de la mano de los mejores profesionales, que nos garanticen que la planta no sufrirá ningún daño y que no mermará la calidad de la misma. Ahorrar costes en la poda, como en el resto de la inversión en una plantación de pistacho, supone una pérdida segura de rentabilidad en el futuro, con acciones que además son imposibles de revertir cuando la planta ya se ha desarrollado por completo.